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jueves, 20 de agosto de 2009

Una de pulpos


Sergio Aguayo Quezada saguayo@colmex.mx
Reforma 19 de agosto de 2009

El miércoles 12 de agosto, y ante 56 alumnos ganadores del concurso "Adiós a las Trampas", Felipe Calderón se lanzó contra la corrupción. Retórica de carrizo, si se piensa que el pulpo político controlado por Elba Esther Gordillo manejó, en el 2008, entre 96 mil y 371 mil millones de pesos.

Como en el catecismo, el Presidente aseguró que la "primera regla moral que cada persona debe seguir en la vida es simple: haz el bien y evita el mal". Cuando se sigue el "camino del bien" y de "la honestidad", el resultado es "libertad en justicia y bien para todos". Después, habló sobre las formas en que se aparece el mal: "una de las peores o de las más dañinas amenazas, calamidades, que ha sufrido nuestro México" es "la corrupción, la trampa, la transa". Recurrir a ellas es "dejar a un lado los valores de la honestidad y de la ética para conseguir un beneficio indebido". Vino luego el rechazo vitriólico a la "frase absurda, irresponsable, repudiable, de que 'el que no transa no avanza'". Finalmente, anatematizó a los policías y a quien "hace transa en la escuela" porque "empobrece la calidad educativa del país".

Asocié su discurso con la Maestra creadora del pulpo come-presupuestos. Según una precisa descripción de Ricardo Raphael en Los socios de Elba Esther (Planeta, 2007), la maquinaria interviene en las elecciones con un sistema de inteligencia política que monitorea los comicios y un ejército de hasta 50 mil operadores capaces de movilizar, en un breve lapso, a centenares de miles de personas dispuestas a votar por quienes se les diga. Con ese respaldo, Elba Esther o quien ella designe, se acerca a los candidatos con una oferta irresistible: votos a cambio de cargos públicos que manejen dinero y personal.

Hago un breve paréntesis. Una forma grosera de corrupción es saquear el presupuesto llevándose a casa, por ejemplo, los muebles y la engrapadora de la oficina. Otra, más generalizada e insidiosa, consiste en utilizar los bienes públicos y el tiempo de quienes trabajan en el gobierno para propósitos privados; como el de influir en las elecciones.

La alternancia ha sido un terreno propicio para la prosperidad del juggernaut gordillista (el término viene del sánscrito y significa "fuerza irrefrenable que en su avance aplasta o destruye todo lo que se interponga en su camino"). Según una versión bastante generalizada, en el 2006 la Maestra le arrimó a Calderón un millón de votos, que fue la diferencia entre la victoria o la derrota. Como evidencia que confirma esta tesis, están los cargos entregados a ese grupo por el actual gobierno: la Subsecretaría de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de losTrabajadores del Estado, la Lotería Nacional y el Sistema Nacional de Seguridad Pública (este último hasta septiembre del 2008).

Esto significa que, en el 2008, ese grupo controló de manera directa 96 mil millones de pesos e influyó en el ejercicio de 371,631 millones de pesos. A estas cifras habría que agregar los recursos que manejan por el control que tienen sobre las Secretarías de Educación de un buen número de entidades federativas (Nuevo León, Coahuila y Chiapas, entre otras), además de los fondos entregados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y al Partido Nueva Alianza.

Uno de los primeros lugares del concurso "Adiós a las Trampas" lo recibió Miguel Ángel Jiménez Martínez, alumno de la primaria Emiliano Zapata, de Tepeji del Río, Hidalgo. Dibujó un pulpo gigante que arrastra al fondo del mar a quien atrapa en sus tentáculos. Una metáfora muy adecuada para describir al pulpo gordillista, alimentado con nuestros impuestos por Felipe Calderón.

La incongruencia creada por los dos pulpos tal vez explique por qué, en algunas partes de su discurso, Calderón titubeó. En una frase, primero les transfiere a los estudiantes la responsabilidad del combate a la corrupción, para después sumarse a la cruzada, de manera un tanto forzada. "La buena noticia -dijo Calderón- entre muchas que nos da este concurso, es que son cada vez más las mexicanas, los mexicanos y particularmente los jóvenes, que como ustedes, decimos: ya basta, ya basta de corrupción, ya basta de opacidad y de que no se sepa qué ocurre con las finanzas públicas". Transparencia tenemos, ¿cuándo nos dará la rendición de cuentas, señor Presidente?

El discurso de Calderón atrajo poca atención. Lógico que así fuera, porque los adjetivos ya no impresionan ni conmueven. Ante la falta de nombres, precisión y resultados, la proclama del Presidente ante los 56 niños (45 de escuelas públicas y 11 de particulares) queda reducida a un generoso reparto de tacos de lengua: sabrosos, poco recomendables para la salud e indigestos si se abusa de ellos. Lo mismo pasa con los discursos vacíos de contenido.

Colaboraron con información e ideas: Sonia del Valle de Reforma, Alberto Serdán Rosales y el doctor Javier Coria.

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