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viernes, 27 de noviembre de 2009

Urgen objetores de conciencia en el periodismo y la política.



El pasado domingo 22 de noviembre, el Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, mencionó como uno de los postulados básicos del Nuevo Proyecto Alternativo de Nación, la democratización de los medios de comunicación. Sin duda es un tema de vital importancia, tanto como lo es la educación, la salud, la vivienda o el petróleo, ya que en la medida de que un pueblo esté debidamente informado, esté pasará de convertirse de una masa amorfa de gente a un sociedad civil consciente de sus derechos.

Lamentablemente, en la actualidad y no sólo en México, sino también en el resto del mundo, la información es manejada como una mercancía, que además controlan unos cuantos empresarios, lo cual hace irrealizable las libertades de expresión e información.

Lo anterior lleva a que la clase política asuma una actitud de complicidad ante el temor de que sean censurados por los consorcios mediáticos y este redunde en el fin de su carrera política.

Ejemplo de todo lo anterior es lo que ocurrió el pasado martes 24 de noviembre en el programa de radio de Yuriria Sierra, donde el debate convocado por la conductora entre legisladores y twitteros se convirtió en un espectáculo de censura hacia la voz de un ciudadano cuando denunció por evasión de impuestos a Olegario Vázquez Raña, dueño del Grupo Imagen, además de que fue evidente el silencio cómplice de los diputados federales Flores Rico (PRI), Javier Corral (PAN) y Gerardo Fernández Noroña (PT), quienes prefirieron defender con su silencio al empresario mediático antes que evitar que un ciudadano fuera sacado con violencia de la estación de radio, seguramente alentados por el miedo de que Vázquez Raña ya nos les dé voz en los medios de Grupo Imagen. No me sorprende de los legisladores del PRI y el PAN su actitud, ya que siempre han sido esquiroles de la oligarquía, pero si me extraña que Gerardo Fernández Noroña, quien se queja de que el Estado Mayor Presidencial le ponga vallas para impedirle el paso a Palacio Nacional y le coarte su derecho de tránsito, permita que se censure la voz de un ciudadano y que además se le agreda físicamente. Le recuerdo al Diputado Fernández Noroña las palabras del Presidente Legítimo de México, pronunciadas el 14 de noviembre pasado, en su gira por Oaxaca: “Molesta mucho que gente que surge de nuestro movimiento, que quieren ser diputados o ocupar un cargo, se comportan igual que los del PRI o del PAN y para eso no es esta lucha”… “si no tenemos ideales, si no tenemos principios no se ayuda en nada al pueblo, aunque digan que son de izquierda”.

Qué decir de la conductora Yuriria Sierra, quien antes de ser periodista y comunicadora, prefiere ser una mercenaria de la información, y obedecer los dictados de la mano que le da de comer.

Otro ejemplo de hasta qué punto el actual esquema mediático pervierte el periodismo y la libertades de expresión e información, es la guerra que MVS, propiedad de Joaquín Vargas, y actual socio de Carlos Slim en el sistema de televisión de paga DISH, ha sostenido contra Grupo Televisa por las concesiones de espacio radio eléctrico en una frecuencia que permitirá el servicio de triple play. El problema aquí no es la guerra entre empresarios, sino que usen a periodistas del prestigio de Carmen Aristegui, quien ha dedicado hasta dos horas de las cuatro que tiene el programa de Noticias MVS que ella conduce, para defender los intereses de su patrón, es lamentable que ella también haya caído en el mercenarismo mediático, su feroz ataque a Televisa y la Cofetel no es sincero, ya que en realidad lo que busca es defender los intereses de otro monopolio: el encabezado por Carlos Slim.

No hay justificación para las actitudes aquí señaladas, no es excusa decir que es mejor callar porque me quedo sin trabajo, que mejor me callo porque me cierran el espacio; la dignidad no conoce excusas, vean el caso de los campesinos de Atenco, quienes prefirieron la represión, el acoso, el exilio y la cárcel antes que vender sus principios, otro ejemplo es el de los soldados norteamericanos e israelitas que han conformado el movimiento de Objetores de Conciencia, y han decidido desobedecer una orden contraria a sus principios antes que decir cosas cómo: masacré civiles porque me lo ordenaron.

L.D. Jesús A. Palma M.

Ciudad de México, Sede del Gobierno Legítimo de México, a 26 de noviembre de 2009.


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